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Tritura las galletas María con el Accesorio picadora de Braun.
Añade la mantequilla derretida hasta que esté bien integrada.
Vierte la mezcla de galletas en el fondo del molde desmontable y refrigera la base durante unos 10-15 minutos.
Precalienta el horno a 180 °C.
En el procesador de alimentos XL, coloca el queso crema y el turrón desmenuzado.
Procesa con Minipimer hasta obtener una mezcla suave.
Agrega el azúcar a la mezcla y sigue batiendo con la Minipimer hasta que se disuelva y la mezcla esté homogénea.
A continuación, añade la nata poco a poco y continúa batiendo hasta que esté completamente incorporada y sin grumos.
Añade los huevos uno a uno a la mezcla, batiendo bien después de cada adición.
Vierte la mezcla en el molde y hornea durante 40 minutos. Si ves que la superficie se dora demasiado, cubre la cheesecake con papel de aluminio a mitad de cocción.
Deja que el cheesecake se enfríe a temperatura ambiente. Luego, refrigera durante al menos 4 horas o, idealmente, toda la noche para que obtenga una textura firme y cremosa.
Antes de servir, puedes decorar con virutas de turrón, almendras molidas y un poco de miel.
Tritura las galletas María con el Accesorio picadora de Braun.
Añade la mantequilla derretida hasta que esté bien integrada.
Vierte la mezcla de galletas en el fondo del molde desmontable y refrigera la base durante unos 10-15 minutos.
Precalienta el horno a 180 °C.
En el procesador de alimentos XL, coloca el queso crema y el turrón desmenuzado.
Procesa con Minipimer hasta obtener una mezcla suave.
Agrega el azúcar a la mezcla y sigue batiendo con la Minipimer hasta que se disuelva y la mezcla esté homogénea.
A continuación, añade la nata poco a poco y continúa batiendo hasta que esté completamente incorporada y sin grumos.
Añade los huevos uno a uno a la mezcla, batiendo bien después de cada adición.
Vierte la mezcla en el molde y hornea durante 40 minutos. Si ves que la superficie se dora demasiado, cubre la cheesecake con papel de aluminio a mitad de cocción.
Deja que el cheesecake se enfríe a temperatura ambiente. Luego, refrigera durante al menos 4 horas o, idealmente, toda la noche para que obtenga una textura firme y cremosa.
Antes de servir, puedes decorar con virutas de turrón, almendras molidas y un poco de miel.